
Juan Carlos Ferreyra Peñarrieta
Los días de la gestión presidencial de Luis Arce al parecer están contados, temiendo mucho que incluso no llegue a concluir el 8 de noviembre próximo, tal como está previsto en la Constitución Política del Estado (CPE). La falta de carburantes, la falta de dólares y el elevado costo económico que ahora tiene la canasta familiar, son los principales motivos para que la gente exprese su descontento y molestia en las calles, día que pasa.
La población ya no aguanta más esta lapidaria crisis económica que vive el país. Ya son escuchadas incluso varias voces que piden la renuncia del presidente Luis Arce Catacora, porque su gobierno no está dando atención a las demandas sociales. El control del poder y de la economía prácticamente se le fue de las manos, como el agua entre los dedos, al actual presidente. Sin que pueda hacer ya nada para poner orden en las calles y se devuelva la paz social a nuestra atribulada sociedad.
Algo que llama tremendamente la atención, es que al presidente Arce se lo ve solo, solito. Al vicepresidente David Choquehuanca, no se lo ve a su lado durante estos conflictos sociales. Como dando a entender “hazte el loco y serás feliz”. Sus ministros que lo acompañan tampoco dan la talla para solucionar problemas. Día que pasa, la bronca o rabia social se incrementa más, hasta el punto que se pone incontrolable.
Los reclamos encendidos por diferentes sectores sociales por la grave crisis económica que atravesamos, tienen el apoyo de toda la sociedad, en su integridad. No hay billetera que aguante la devaluación de la moneda boliviana, que está por los suelos. Jornada que pasa, los artículos de primera necesidad que forman parte de la canasta familiar, están por las nubes. Lo cual está llevando a varios segmentos sociales a la extrema pobreza.
Lo que sí la sociedad no apoya, es a las demandas de Evo Morales, quien a toda fuerza quiere volver a postularse como candidato a la presidencia para las próximas elecciones generales de agosto. Incluso pisando la CPE y las leyes, quiere ser partícipe a como dé lugar de las venideras justas electorales. Está en su conciencia, que él está inhabilitado de por vida, pero no le da la gana de entender y “quiere meterle nomás” para que después sus abogados lo arreglen.
Lo ideal es que él presidente Arce acabe su mandato el 8 de noviembre, para que no se fracture el proceso democrático y para eso debe gobernar estos últimos meses con “mano dura”, si no quiere verse fuera de la Casa grande del pueblo. También debe tomar medidas económicas urgentes y, en muchos casos, impopulares, porque ya nada tiene que perder a nivel político.
La salida del expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada en 2003, empezó así de a poco, hasta que estalló la “bomba de tiempo” y por la presión social tuvo que salir del país. Sí no quiere correr la misma suerte el mandatario Luis Arce, es hora para que ponga las cosas en su lugar y solucione de una vez la crisis económica, que ya no encaja dentro de su modelo económico comunitario social y productivo. El mismo ya murió.
Lo que la ciudadanía hoy quiere es orden, paz y trabajo. Parafraseando ese slogan político del extinto ex presidente del país, Hugo Banzer Suárez. Hoy vivimos en completa anarquía, donde nadie respeta la ley, cuando les conviene la cumplen y cuando no, no la cumplen. Estamos entrando a ley de la selva, donde prima la ley del más fuerte. Así una sociedad civilizada, como nos consideramos, no funciona. Dando la impresión de que el Estado está ausente en todo sentido.
Lo que está haciendo que no reviente esa “bomba de tiempo” ya nomás, es la esperanza que tiene la población en las elecciones generales del 17 de agosto siguiente. En ese evento se elegirá a un nuevo gobierno para que ponga soluciones estructurales, especialmente al problema económico. Si hubiera una postergación de las elecciones generales, un golpe a la democracia por Evo Morales o autoprórroga de mandato; eso no será permitido por la población y será la gota que rebase el vaso para que reviente ese deseo reprimido social que está contenido en la ciudadanía.
Presidente Arce, de una vez tome decisiones drásticas para solucionar la aguda crisis económica que vivimos, piense en las grandes mayorías y no en sus correligionarios partidarios. Mientras más tarda, su mandato se puede acortar. Y si tiene que decretar un estado de sitio, hágalo sin que le tiemble la mano. Solo de esa manera podrá conservar y cumplir su mandato presidencial hasta el tiempo establecido, en caso contrario sus días están contados.
El autor es Comunicador social.
fuente: el Diario de Bolivia